Una de las condiciones mas sanadoras y mas placenteras en el clown es el humor, el buen humor.
Alain dice:
“…¿por qué, y sobre todo, cómo reírnos de nosotros mismos? ¿Cómo hacerlo de una forma sana y beneficiosa?¿Cómo amarnos tanto para que podamos reír de nuestras penas y glorias con la misma ligereza, con la misma compasión?”.
Así como lo dice, ¡así resulta! ¡Así funciona!
Al principio, cuando fui a mis primeros Clown, no sabía bien si reír o llorar. Es que me daban tanta risa algunos ejercicios, y luego venía la desnudez ante el grupo; ese sentir que no manejamos en la vida diaria por llevar con tanta desesperación nuestra careta y coraza ante el mundo.
Las risas, las tonteras, el dejarme llevar, el perder el miedo, van haciendo unos hoyitos en la coraza, en la armadura, la van derritiendo de a poco. Se van haciendo grietas, va entrando el buen humor y sólo se siente bien, se siente descanso, el mundo me acepta, el mundo me quiere.
He hecho todo el camino del Clown además de estar en la Formación. Ha sido un sendero a través de años y cada vez que regreso vuelvo a experimentar esa sensación de ser yo, pero YO en serio, la de verdad. Para mi tipo de personalidad, un 1 en el eneagrama (¡¡¡¡síííííí!!!! ¡¡¡sálvese quien pueda!!!) esta terapia es la que más me ha servido, la que más me ayuda a desestructurar, a aceptar, a ser tonta, sonsa, a ver a los demás desde esta perspectiva.
“Bienaventurados los que se ríen de si mismos, ya que nunca se les va a acabar el material”.
Pues esta es la que trato de ser, reírme de mí misma, tomar la vida con humor, no es tan seria y perfecta como yo creía. Además me la paso mejor, más ligera, aunque no crean, esto no es mágico, tengo que estar alerta, con los ojos abiertos, y cada año volver a trabajar con Alain y con el grupo.
“…¿cuál es ese humor, tan cercano al amor mismo, que nos puede mostrar el camino de vuelta a nuestra casa interior?”.
Por Pamela Walls