Ya no sé ni cuántos días van, esto que prometía ser una cuarentena, ya se convirtió en sextena o como se tenga que llamar. Un tiempo tan lleno de contradicciones, de información abrumadora e incongruencia por doquier.
Lo que sí es verdad, es que este tiempo ha servido para notar lo que en cada uno de nosotros ha subido a la superficie. Ante momentos como este, es fascinante cómo se pone en la luz el carácter y nuestras reacciones y respuestas ante la situación. Hay quienes por ningún motivo se quitan la mascarilla o los guantes (ni aún si van solos en el coche), hay quienes siguen dando abrazos a todo el que se deje, porque todo es un cuento del sistema; hay otros que no hemos dejado de trabajar desde el día 1 de la cuarentena y vamos inventando cada día nuevas y más eficientes formas de seguir siendo productivos; otros viven en el drama constante, de todo lo que han perdido; otros están felices y fascinados de que, por fin no tienen que salir ni ver y mucho menos abrazar a nadie; otros se lavan las manos 100 veces al día, y desinfectan hasta el aire que respiran; los hay también quienes no pierden la oportunidad de hacer una fiesta en línea, si es necesario, pero nada de sufrir, hay que sacarle el lado positivo a todo; por supuesto no faltan los que quieren matar a quien haya iniciado esto, y están buscando quién se las paga; o también los que fluyen con lo que cada día hay ¿para qué ocasionar problemas? Mejor vivir en paz, ya pasará.
Sea cual sea tu reacción ante la situación, lo cierto es que nos toca lidiar lo mejor posible con nosotros mismos, con las personas con las que convives en confinamiento y con la forma en la que te esté tocando vivir, ya sea si estás en aislamiento total, si sales para abastecerte y sólo lo indispensable, o si tienes que salir porque tu trabajo así te lo exige. Y se pone muy interesante la vida en circunstancias como esta ¿cómo han cambiado tus emociones durante todo este período? ¿Vives en la mente, o arrastradx por la emoción o anestesiadx por la acción?
A mí, especialmente este fin de semana, me ha pasado que he estado pensando mucho en mi grupo de formación del Diplomado, he estado sintiendo en la piel la sensaciones que tenía cuando iba llegando a los módulos, entrar por la reja blanca, caminar arrastrando mi maleta y entrar por la puerta café, subir las escaleras y encontrarme a Mariana en la mesa para registrarnos y luego irme a instalar a mi habitación. Poco a poco ir viendo la cara de alguno de mis compañeros de generación, que todos, sin excepción, me hacían brotar una sonrisa de alegría, un abrazo fraterno y miles de risas por minuto. Es la magia del momento presente, de vivir el instante con todo, darle todo de mí a esa experiencia.
Hoy lo recuerdo y vuelvo a sentir esa alegría, y aunque no estoy ahí, me siento muy agradecida y afortunada de haber vivido, crecido y atesorado todo lo que se sumó a mi bagaje, a eso que me llevo en cada célula, para siempre. Pero no es AHORA. Eso fue hace 2 años ya. Y me hace reflexionar en cuán importante es vivir el momento presente con la misma consciencia que esos momentos. Quizás estar en confinamiento tenga muy mala fama, quizás suene a que nos han robado la libertad, que hay un virus que nos está matando, que nuestras carreras y negocios se vinieron abajo, que esto y que aquello… sin embargo ESTE PUEDE SER EL MEJOR MOMENTO DE NUESTRAS VIDAS. No desde el punto de vista romántico de sacar lo mejor de cada momento, sino desde la certeza de la incertidumbre, de que no sabemos qué viene después, sólo podemos estar aquí, TOMAR LA VIDA y no perdernos en la idea de que, lo que debemos hacer es esperar a que pronto, muy pronto esto pase, para que podamos por fin, volver a ser x, y o z, termina la frase con la palabra que sea.
¿Qué nos hace pensar que este no es un buen momento? O que no podemos crecer, aprender y reparar daños a nuestros corazones, o con las relaciones con las que vivimos día a día, y sin darnos cuenta, damos por sentado y no vemos el hermoso regalo que ya son.
Dijo Alain, mi amado maestro de Clown “…. Si nuestro miedo a la muerte ha conseguido parar al mundo, ¿qué sueño no podrá conseguir nuestro amor a la vida?” podemos hacer lo que queramos con este precioso tiempo de eternidad… Cada uno de los instantes que estamos viviendo en cuarentena son un momento único, y ¡estamos contando los días para que termine! ¿Estamos tan perdidos en nuestro orgulloso sueño de una “vida mejor” que no podemos encontrar la perla de este momento?
“La eternidad no es un tiempo eterno, sino el presente real, imperturbable e indestructible. El presente es lo único que no tiene fin”.
Ken Wilber
No es necesario hacer y hacer y hacer para sentir que estamos aprovechando el día, o la cuarentena, creo que es un momento valioso para simplemente SER, dejar que suceda algo más genuino. Muchos de nosotros necesitamos seguir trabajando, y en los tiempos que no estamos en eso, nos las arreglamos para llenarnos de mil otros distractores. No le regalemos esta cuarentena a Netflix o a Tik Tok, sin que esto signifique no darnos tiempo de gozo con una buena película, o de risa y simplicidad con un baile bobo… Quizás a lo que aspiro es a que mis elecciones sean conscientes y que vengan desde mi deseo de estar aquí, vivir este tiempo como parte real y valiosa de mi vida, y no sólo como un paréntesis que no tuvo ningún sentido.
Al final, lo que cada uno estamos haciendo, es lo mejor que podemos hacer. Esta es, al fin y al cabo, una reflexión más que quise compartir con todos ustedes. No es más…
Abrazos amorosos, desde mi tiempo eterno.
Por Adriana Romero – De Lille