¿Los seres humanos estamos predestinados hacia el sufrimiento? ¿Es una característica innata del del ser humano, la autodestrucción?
En el siglo XX hubo muchos cuestionamientos sobre la voluntad biológica del sufrimiento. Las teorías del psicoanálisis anunciaban dos instintos que dividen al ser humano: Eros y Thánatos, el principio del placer y el principio de muerte. Parecía que el padre del psicoanálisis se encontró al final de su vida desilusionado ante los descubrimientos sobre la conducta humana; según Reich, en su aislamiento y resignación se evidenciaba una huida de las grandes dificultades que encontraba frente a lo patológico y lo maligno, al llamado “instinto de muerte”.
“La vida, tal como se nos impone, es demasiado dura para nosotros, demasiado llena de dolor, de desilusiones y cosas imposibles. No cabe soportarla sin usar paliativos… Existen tres clases de paliativos: poderosas desviaciones del interés, que nos hacen olvidar nuestra propia miseria; gratificaciones sustitutivas, que la disminuyen; y narcóticos que nos tornan insensibles a ella. Algo de esa índole es indispensable”
Freud
Para Freud el sufrimiento nos viene por tres vías: la primera, el Cuerpo, condenando hacia su corrupción y desintegración, la segunda por las fuerzas destructivas externas provenientes del Mundo y por último de las Relaciones, que calificaba como la más dolorosa, debido a lo intrincado del comportamiento humano. Por ello postulaba que había que renunciar al placer, a los instintos y adaptarse a la realidad, es decir, a los tres niveles de realidad, al más inmediato que es el cuerpo con sus dolencias, movilidad, sensibilidades, necesidades y aptitudes etc., a las relaciones en las que el encuentro y el desencuentro son una constante cuando dos o más subjetividades interactúan entre sí, y al mundo que puede siempre comprobar la vulnerabilidad de las dos anteriores frente a sus agentes “hostiles”, el clima, los virus, la madre naturaleza, etc.
Históricamente la civilización occidental ha desarrollado una relación de separación con el cuerpo, en conflicto con él por su carácter efímero, corruptible, relacionado con el pecado, con la enfermedad y el sufrimiento debido a su amplia capacidad para desear. Posteriormente con las ideas de Descartes, y la instauración del pensamiento mecanicista, empezó a verse al cuerpo y al mundo como útiles para la producción y su colaboración con las máquinas. Nos fuimos convirtiendo en animales de carga, destinados para el trabajo y la acumulación de bienes materiales y económicos olvidándonos de nuestros impulsos hacia el placer.
“Acumular dinero como contenido y meta de la vida contradice todo sentimiento natural.”
Reich, 1973
Considero que modelo económico y productivo, que actualmente se encuentra en crisis, evidenciando la supremacía que tiene la economía sobre la vida y la salud, tiene mucha similitud con el impulso de muerte del que hablaba Freud. De cierta manera, justifica el hecho de que nuestro anhelo profundo, común en todos los seres humanos, de felicidad sostenible y duradera no sea posible ya que no es compatible con la realidad que hemos creado como sociedad. Sin embargo, a la par tenemos al mundo cultural, el de la literatura, el cine, las artes escénicas y plásticas, que según Reich gira alrededor de la sexualidad humana, afirmando lo ideal y rechazando la realidad. Reflejando la tragicomicidad de los conflictos originados por las fuerzas polares que gobiernan a los seres humanos, un espacio pedagógico en el que podemos entender los mecanismos milenarios del deseo, la justicia, el poder, el amor y un largo etcétera.
A su vez habría que considerar el otro lado de la moneda de la idealización o ensoñación que escapa de la realidad, donde por afán de alcanzar un ideal colectivo de felicidad y belleza, vendido por los medios publicitarios, empresas de cosméticos, modas etc. Nos hemos adormecido contra el sufrimiento, evitando el dolor, excluyendo lo que no nos gusta y nos incomoda. Esta cultura que nos enseña a acorazarnos contra el displacer genera que seamos también incapaces de experimentar el placer genuino, el que cada quien puede resignificar desde su individualidad, experiencia y necesidades reales, no impuestas.
“El placer y la alegría de vivir no pueden experimentarse sin lucha, sin experiencias dolorosas y sin combate displacentero consigo mismo […] la capacidad de tolerar lo displacentero y el dolor sin huir amargamente a un estado de rigidez van parejas con la capacidad de recibir felicidad y dar amor.”
Reich, 1973
Quizá por eso el arte nos conecta con la vida, afirma la sexualidad, entendida como nuestra capacidad de entregarnos y /o relacionarnos con los impulsos vitales, sean cuales sean. El arte en cada una de sus disciplinas hace referencia a estas dos fuerzas, en todo antagónico y protagónico, en la música y en los colores. Es el espejo de la vida, del conflicto con unx mismx (Cuerpo) con lxs otrxs (Relaciones) y con el exterior (Mundo), “la prehistoria y mitología humanas son –en el estricto sentido de la palabra- reproducciones de la economía sexual de la humanidad.” (Reich, 1973)
El arte, el entretenimiento, es una fuente de contacto con nuestra realidad interna (Cuerpo), conflictuada, sensible, y con lo externo (Relaciones/Mundo) por medio de la identificación, un espacio de placer inigualable, que ahora en estos momentos de pandemia, no es posible su acceder a estos remansos más que por medios virtuales. Aun así, le está alcanzando para sostenernos en esta etapa de confinamiento, a la música, al cine, la pintura, la danza. A través de estos regalos podemos conectar con una obra que fue creada desde la ensoñación creativa desde el mundo de las ideas y la emoción pero que al mismo tiempo nos conecta con la realidad, con lo importante, con la vida.
En realidad lo que salva en cualquier conflicto es el impulso que va hacia la vida, hacia un ordenamiento que permita el amor natural.
“Si toda la humanidad sueña y escribe sobre la felicidad y el amor ¿por qué no podría realizarse ese sueño en la vida? […] ¿Por qué el ansia de felicidad debe seguir siendo un fantástico “algo” en constante contradicción y pugna con la realidad?”
“Cabría decir que el esquema de la “Creación” no incluye la intención de que el hombre debe ser feliz. Lo que se llama felicidad –en sentido más estricto- proviene de la gratificación –casi siempre instantánea- de necesidades sobremanera reprimidas y por su propia naturaleza sólo puede ser una experiencia transitoria.”
Ahora que se pone de manifiesto el fallo en el sistema, ya que mientras la felicidad –la satisfacción de las necesidades básicas- no es accesible para todo ser humano, podemos observar el macrocosmos social como un individuo enfermo, neurótico que muestra sus tendencias destructivas, conflictos, corrupciones y sufrimientos. Son buenos días para observar estas fuerzas, bailando dentro de cada unx primero y afuera, contactar con los anhelos profundos, con las necesidades verdaderas, recordando que menos es más, siempre, y pensar en qué podemos hacer cada día para que la felicidad y el amor natural dejen de ser sueños para convertirse realidades que transformen nuestro Cuerpo, nuestras Relaciones y el Mundo. En realidad el ser humano tiene la capacidad de ser decente, capaz de amar, socialmente cooperativo, leal, sin embargo; el comportamiento humano es un reflejo de cómo afirmamos o negamos la vida. Y,
“solamente la liberación de la capacidad natural de amar en los seres humanos puede dominar su destructividad sádica”.
Reich, 1973
Por: Mariana Salgado