Junio, 2017
Hasta ahora, he tomado cinco módulos de Clown de fin de semana, regresando a mi casa en la noche. Pero, esta experiencia de quedarnos a dormir, de no salir, de estar en retiro, fue mucho más enriquecedora para mí. No me distraigo, ahí estoy, ahí están todos. Convivimos: el baño, el cuarto, los ronquidos, los pasillos, la comida, la siesta…todo se comparte, se vive. Me gustaron mucho todos los servicios y los espacios.
Llego con miedo siempre, miedo a exponerme, miedo a no hacerlo bien, miedo a no mostrarme, miedo a que no me quieran, miedo a desnudarme…y se me va quitando al trabajar; y mi ego, ese que vive la vida diaria de afuera, se aplaca, se tranquiliza.
No dejo de ser un 1 -del eneagrama-, ni dejaré de serlo nunca. Es mi disco duro. Lo bueno es que me doy cuenta, y a veces puedo manejar mi mente. Esa mente juiciosa, esa mente que me maltrata (“¿Lo hiciste bien?”, “Lo podías haber hecho mejor”, “Hubieras dicho tal cosa”, “¡Cómo le dijiste eso!”, etc, etc, etc.). Siento que en el taller me voy tratando mejor. Me acepto. Abrazo mi parte oscura, con dignidad (como dice Alain). Esa soy yo, y está bien.
Me río… ¡¡qué maravilla!! ¡¡Cómo me río!! Practico el humor en mi vida. Tomar las inclemencias con humor. La perfectita (yo), puede ser tonta, y ¡¡qué simpática es cuando es tonta!! El mundo la acepta.
No soy tan importante, ni mi vida ni mi mundo son tan importantes. Soy una más en la diversidad. Acepto la diversidad, la abrazo, me cae bien.
Vuelvo a vivir la importancia del grupo de trabajo, de las personas, de cada uno. Nos volvemos cómplices de vida, sabemos nuestras intimidades. Eso se da también por estar encerrados ahí, y por abrir mi corazón y mi mente.
Lupe para mí es una amiga cercana. Me gusta su manera de estar, me gusta su trabajo, admiro lo que hace, trabaja para los demás. Creó el CAE, un espacio para las personas en búsqueda. Ella es una persona que hace mucho busca, nos atrae al trabajo, tiene poder de convencimiento, se muestra como es. Siempre es un gusto estar con ella, es abierta y derecha. Me hace reír mucho, confío mucho en su visión, tiene una gran habilidad para percibir a los demás.
Y bueno, creo que todo esto no podría ser sin la guía extraordinaria de Alain, el maestro. Cada vez lo siento más sensible, más profundo, más amoroso, más atinado. Es un lujo trabajar con él. Los terapeutas del equipo de Claudio tienen esas características que me impresionan: muy profesionales, muy amorosos, ¡¡y se ríen!!
Alain, esa simpatía, ese cariño, esa cara de clown, esos movimientos tan graciosos, ese acompañamiento… Me ayudan, aprendo, me desprendo, me aligero, ¡¡me encanta!!
¡Le doy las gracias a todos, Alain y Lupe, a Mariana y Gaby, a las cocineras, a Pedro, y a cada uno de mis compañeros de camino!
Por Pamela Walls