Lupe Maurer es una persona que admiro y tengo la fortuna de conocer. Me inspira a no parar y a trabajar en mis sueños, ya que el CAE es un sueño palpable que surgió de una idea, acompañada de acción y apoyada de corazón.
Nada es imposible cuando tienes tu intención de poner al servicio tu conocimiento y tu pasión.
Hoy, el Centro de Artes Escénicas ha sido contención de varias personas. Sus paredes nos abrazaron, después de ponernos al fuego de nuestra vulnerabilidad.
Escucho CAE, o veo publicaciones de mis compañeros del Diplomado y sólo sonrío. Pues es amor lo que nace cuando las personas te muestran un poco de su verdad, y no de sus máscaras que eligen poner para la protección del convivir con tanta gente sin sanar día a día.
Hoy celebro la vida y agradecida estoy por lugares como estos: centros con curiosidad de verte el alma y, a partir de ahí, recuperarte como humano. Lo hacen con el corazón en una mano y el coraje para despertar a más personas, para recordarles que esta vida se vive y se vibra VIVO.
Por Jacqueline Salinas