Una experiencia de sostén en Clown Esencial
Recuerdo perfectamente mi primer acercamiento con el trabajo de Alain porque estaba impactada de lo que sucedía momento a momento. Me tocó conocerle en un encuentro de educadores, por lo que el grupo era bastante grande y el tiempo de trabajo muchísimo más reducido que su habitual taller o módulo de fin de semana. Pero justo fue eso lo que me impactó pues en cuestión de minutos había construido un ambiente capaz de dar mirada, y con mirada me refiero a un colectivo de ojos que testificaban y sostenían amorosa y empáticamente a una persona que se había atrevido a pasar al frente, y que parecía entrar a un espacio donde se acercaba ha ser algo más verdadero, atravesando la vergüenza de su torpeza y confusión, pero alcanzando lo que parecía ser una libertad en su expresión corporal, emocional y mental.
Por supuesto, he vuelto varias veces a hacer Clown Esencial, y describo mi experiencia personal, justamente como una experiencia de sostén. Y creo que la experiencia de sostén hace figura porque en el fondo se percibe la sensación de caída, de angustia, de pérdida. (Justo la que siento al inicio en cada taller).
Alain menciona constantemente como, por nuestra necesidad natural y legítima de encajar o pertenecer al mundo, terminamos castrando o escindiendo algo de nosotros que parecería inapropiado para el mundo, que quizá en nuestras experiencias en la infancia, fue señalado, burlado, atacado, yo diría, que no pudo ser sostenido por las personas que estaban a nuestro cuidado.
Una de las claves para construir una salud mental adecuada nos la da el hecho de cuánto y cómo son capaces las figuras de sostén de adaptarse a las necesidades del infante, de proveer los cuidados necesarios que integren elementos corporales, emocionales y mentales.
Pocos serán los afortunados que devendrán de un entorno totalmente nutricio, por lo que los seres comunes, y simples mortales que somos la mayoría, pertenecemos a este club de personas imperfectas, que tenemos nuestras luces, pero también nuestras sombras, pues en nuestro cuerpo, sus funciones y su expresión se albergan las experiencias de rechazo, de juicio, de castigo, de abandono, de no suficiencia, de peligro o amenaza, y desde ese cuerpo surgen y se habitan las emociones, se expresan, y desde pequeños podemos sentirlas, vivirlas como una experiencia emocional pero también se da paso a la experiencia mental.
Todo esto se pone en juego en Clown esencial. Desde un primer momento, y hasta llegar a las improvisaciones.
Me pongo al frente y un mundo me mira haciendo lo que puedo y alcanzo a hacer en una improvisación, al jugar y ponerme en juego yo… y al ellos mirarme, me miro yo. Mis sentimientos también entran en juego cuando doy sentido a mi emoción y me vinculo con la experiencia relacional, y sé que cuando esto sucede la mente se deja ir con confianza… mi mente se deja ir con confianza. Y ahí, vivo una experiencia de sostén. Este payaso que soy yo aquí ahora, pero con un corazón y una mente en funcionamiento desde hace años, se acomoda para confiar en que sus necesidades son vistas y escuchadas, y sobre todo, bien recibidas, suficientemente bien recibidas. Ni yo, ni mis necesidades ni el mundo somos perfectos, sólo y simplemente somos suficientes. Y ahí me hace sentido la frase de: el descanso de ser uno mismo. Descanso, y me nutro de ese sostén…
Y es que pienso que ese “uno mismo” es más bien el ego que nos formamos para resistir, o como Winnicott llama: el falso self. Un yo de tanto esfuerzo por no verse inadecuado y no sentirse incomprendido y desesperanzado de que sus necesidades no serán bienvenidas.
Si todo va por buen camino el falso self estará conectado con el self verdadero y no habrá una excesiva escisión, y nos vinculamos con nosotros mismos y con los demás sin la exigencia de la perfección.
En la experiencia de sostén el Clown Esencial provee la capacidad para tolerar la imperfección que también hay en el ambiente en el que estamos, miramos también que nos sostienen desde sus torpezas y nos ayuda a mostrarnos de la forma más libre posible.
Por último diré que sí, éste es un trabajo para mirar de cerca los contratos que hicimos en nuestra infancia, pero también es un recordatorio del principio de cuidado y sostén de aquellas personas y ambiente en el que nos construimos: “Te proporciono las herramientas necesarias para que puedas defenderte de las fallas que cometemos en la tarea de cuidarte”.
Por: María del Rosario Briseño Berra