Jamás imaginé lo profundo que sería vivir la experiencia de la Iniciación del Clown para mi corazón, mi cuerpo y mi alma. Yo únicamente fui abierta a lo que fuera que ocurriera y terminó muriendo gran parte de mí. Una fracción que, más allá de ayudarme, obstaculizaba ya mi andar en esta vida.
El clown representa para mí un espacio de encuentro con uno mismo, un espacio de encuentro con la verdad, con TU verdad, igual de válida que la de cualquiera que te acompaña en el camino. Citando las palabras de Alain Vigneau, “Clown esencial es muy bonito, porque cabe la persona entera”. Y así es. Eso representa para mí, un espacio donde quepo completa. No sólo con mi luz, sino también con mi sombra, producto de muchos dolores ocultos que poco a poco se dejan ver y que piden ser escuchados y dignificados para poder seguir andando un poquito más ligera cada vez.
¡La naricita roja se volvió mi mejor aliada eterna para estar conmigo misma! Representa para mí un medio para ingresar a mi parte más genuina y a la vez más sabia. Una sabiduría no relacionada con conocimientos académicos, sino más intuitiva. Cuando algo se pone difícil, usando mi nariz encuentro las respuestas, no sintiéndome infantil sino una adulta más ligera y más confiada en mí y en la vida. En MI vida. Confiando en que todo es como es, está como tiene que estar y está bien. Aunque en nuestra ilusión del control, a veces las cosas no están como nuestra mente quiere.
La nariz roja y el clown representan, para mí, apostarle al corazón, apostarle a lo que siente, a lo que me dice que sí y respetar cuando me dice que no, sin cuestionar ni una respuesta ni la otra. Mi corazón volvió a ser mi brújula, una brújula realista para mí misma y, por consiguiente, así respondo al exterior, muchas veces no como muchos quisieran, pero sí siendo fiel a mi corazón, a mi niña interior.
Clown esencial ha representado comprender que a tus dolores les debes ser quien eres, más que a las victorias. Que el dolor no es malo, el dolor sólo duele y vivirlo te aporta una conciencia a la que la razón no puede llegar. Que las vergüenzas son pesos que sólo uno conoce y no tiene por qué explicar a nadie, teniendo el legítimo derecho de compartirlo o no con quien, de forma personal, se decida.
Miro ahora aún con asombro, la magia que genera compartir tus vergüenzas, «tus miserias», en palabras de Alain, con personas estropeadas como tú. Personas que sólo acompañan y escuchan, contienen, nada más, sin juzgar, sin exigirte estar bien, sólo respetando tu proceso. Esto último, ha representado para mí acceder también a ese amor genuino, ese amor compasivo que no tiene nada que ver con conocer a alguien de toda la vida, o de años, basta con ser honestos un solo día o dos para que surja amor y respeto sin pretender nada. No se ama lo que no se conoce y cada quién da lo mejor que tiene.
Comprendí que en nuestra vulnerabilidad está nuestra fuerza para atravesar las adversidades y así poder aprender de ellas y estar abierto a las que vengan, estando un poquito más consiente de cosas que te ayudarán ahora y descubriendo otras que serán herramientas para la siguiente.
Huir del dolor no te permite crecer, honrarlo, dignificarlo y escucharlo, además de crecer, te permite saber estar contigo mismo. Dignificar para mí representa dar su lugar enteramente a lo que surge, sin juicios y sólo estando; cosa que se dice y se oye sencilla, pero vivirlo es toda una aventura.
Clown para mí representa un camino de autoconocimiento que nunca acaba, un camino que te muestra que sentir, incluso eso que en algún momento piensas que no puedes soportar, es lo que te indica que estas vivo y que no permitirte sentir esas cosas que muchas veces cuesta trabajo nombrar, hace que estés medio muerto. Es tu elección.
No pelearte con lo que sientes es un verdadero regalo. Comprender que cada cosa tiene un mensaje, te permite juzgarte un poquito menos y soltar mucho más. He descubierto que, a veces, lo mejor que puedes hacer para acompañar a alguien que amas o que simplemente te pide acompañarlo, es solamente estar, sin necesidad de añadir algo verbal. La sola presencia plena marca la diferencia.
Lo principal es que tú mismo le des valor a lo que sientes, porque nadie más lo hará por ti.
Comprendí que las emociones y vergüenzas no se quitan, se honran y se integran para así permitirte ser más libre contigo mismo y con el mundo. Solo SER, es un permiso que nadie más que tú mismo te puedes dar.
Permitirte fallar y ser tonto o simple es un acto de amor hacia uno mismo. En lo simple se encuentra el camino, pero a veces esas cosas simples requieren ir a tus infiernos, siguiendo el mismo principio: legitimar esos infiernos dan más luz a tu SER, más peso a tu esencia y no a lo que el mundo quiere de ti.
Tengo un antes y un después del clown y aún me estoy redescubriendo. La única certeza que tengo es que ya no quiero volver atrás, y aunque mi mente quisiera, mi corazón ya no podría.
Por Irma Aguilar Luna.