En este nuevo Entrenamiento, a través de meditaciones y dinámicas grupales, entre impros de risas, juegos y algún que otro llanto, siempre suavemente arropada por Alain y mis compañeros, pude reconciliarme con mi pasado y los seres que lo formaron pudiendo volver a sentir el amor, tapado por dolor, que yacía debajo.
Asimismo, pude observar mi personaje, estresado, tenso, servicial, expeditivo; y darle la opción de un camino más armónico desde el “poder ser” sin esforzarme en tener un lugar cumpliendo deseos ajenos, dejando de contemplar los propios.
Por último, pude superar ese “ser mirada a riesgo de ser dañada”, sintiéndome fuerte en mi propia protección desde el adulto.
Este curso, como cada uno de ellos, me lleva un paso más a un estado de gratitud y mayor plenitud personal.
Por: Blanca Ivanow