Los orígenes de la Arteterapia pueden rastrearse entre el periodo de finales del siglo XIX y después de la Segunda Guerra Mundial. Un momento histórico en el cual había una clara urgencia de sanar y reparar la visión de la realidad de los individuos. En esta búsqueda, profesionales del arte y la salud mental empezaron a reconocer que la práctica y la contemplación del arte producía efectos benéficos a nivel mental, emocional y físico.
Para dar un contexto de lo que fue históricamente el siglo XX, mencionaré algunos acontecimientos destacados: los nacionalismos exacerbados de las potencias europeas estuvieron en constante rivalidad, dando pie a la Primera Guerra Mundial, en la que los avances tecnológicos aportaron el uso de las minas, las armas químicas, los tanques de guerra y una nueva afección psicológica: el trauma de guerra. A la par, la revolución rusa dio luz a un nuevo modelo económico-político, el socialismo.
Después de la gran guerra, cayeron los imperios y se instauraron los totalitarismos, Europa vio nacer, al Fascismo Italiano con Mussolini, el Comunismo con Stalin en Rusia y el Nazismo con Hitler; con ellos la pérdida de las libertades humanas en gran parte del territorio europeo. En sí, el conflicto entre los gobiernos totalitarios recaía entre anticomunistas y anticapitalistas. La guerra civil española fue un claro reflejo de ello, hasta que estas tensiones, alimentadas por el Crack de Wall Street, y la pugna por el territorio polaco ocasionó la Segunda Guerra Mundial, el conflicto armado más grande de la historia, en el cual las incalculables pérdidas humanas fueron en un cincuenta por ciento civiles.
En este breve contexto, en donde se fomentaba la segregación social, la discriminación racial, la extrema especialización de las ciencias, una total violencia y gobiernos negligentes frente a los derechos humanos; florecieron las magníficas vanguardias del Siglo XX, generándose en un impulso hacia la síntesis de los conocimientos y las relaciones entre los fenómenos humanos.
Es posible ver que en distintos movimientos vanguardistas había un interés de integrar las novedades que la ciencia contemporánea estaba otorgando a la modernidad, la óptica, Freud con el Psicoanálisis, Marx con sus conocimientos sobre las clases sociales, la economía capitalista, las máquinas, la relación entre las artes, la música, la sinestesia, la geometría, incluso el arte de antiguas civilizaciones.
“Esta postura es natural y orgánica consecuencia de la exagerada especialización y del vacío del materialismo. Esto no puede ser un comienzo sino solo un final del pasado. El comienzo consiste en el conocimiento de las relaciones. Se verá cada vez más claramente que no existe ninguna cuestión especial susceptible de ser conocida o resuelta de una forma aislada, dado que todo está entrelazado e interdependiente. La continuación del comienzo es el descubrir más relaciones y aprovecharlas para la tarea más importante del ser humano: el Progreso. Las raíces de los fenómenos individuales confluyen en profundidad, y el hombre del futuro tal vez no tarde mucho en encontrar el origen de todas ellas en una raíz general.”
Kandinsky 1927
Este contexto es importante para entender las tres raíces del Arteterapia, el momento de crisis histórica, Las Vanguardias Artísticas y El Psicoanálisis. En algunos profesionales de la salud mental surgió un interés por las obras artísticas de personas en instituciones psiquiátricas (H. Prinzhorn), y paralelamente la curiosidad de los artistas (Expresionismo, Surrealismo, Dadaismo, Art Brut) por el mundo onírico, simbólico, instintivo e irracional, que respondía a una necesidad de representar el mundo interno del artista; la mirada vuelve hacia el arte de las cavernas, de los primeros seres humanos, en búsqueda de su naturaleza ritual y arcaica. Por primera vez se da el enfrentamiento entre el virtuosismo y la catarsis en las artes. En este caso, el Psicoanálisis contribuyó a reconocer y rescatar el poder liberador de las imágenes, aquellas que son una profunda realidad para los niños y las “sociedades primitivas”. Hubo muchos factores para que estas áreas del conocimiento confluyeran y trabajaran conjuntamente en pos de la salud del ser humano.
En este periodo comenzó la experimentación en, Instituciones de Salud Mental, la psicoterapia de grupo donde se recurría al psicodrama y la Arteterapia, sesiones de pintura libre, la creación de comunidades terapéuticas entre otras. Estos pioneros podían venir del arte, de la psicoterapia o bien la pedagogía. Se reconoce como padre del Arteterapia a Adrian Hill, quien usó el término en 1942, al descubrir el valor terapéutico del arte mientras convalecía de tuberculosis en un hospital, Hill reconoció en la expresión creativa un instinto de resurrección profundamente arraigado. Irene Champernowne, halló también un vínculo entre la Arteterapia y el proceso curativo, que en esencia habla sobre los procesos de muerte y renacimiento espiritual en el ser humano, por ello es que lo invisible e inconsciente se expresa a través del arte, limita la sobreintelectualización permitiendo que la personalidad dialogue directamente con el inconsciente.
Para la terapeuta ocupacional Marie Petrie, el ARTETERAPEUTA era al mismo tiempo, ARTISTA, PROFESOR (Guía) y TERAPEUTA (Sanador). Esto implica que la persona requiere desarrollar su potencial creativo, así como su capacidad de contener y de llevar a la persona a la toma de conciencia, llevándole necesariamente a expandir sobremanera sus talentos, intelectuales, expresivos, amorosos, activos. Para entrar en el ejercicio arteterapéutico se recomienda que la persona tenga una actitud flexible en todos los sentidos, que pueda soltar la finalidad y las expectativas con respecto a los resultados que desea, poniendo más atención y valor en el proceso que en “la meta”. Es necesario también que se permita ser guiada por la obra, confiando la capacidad del mediador artístico para autorregular el proceso, atenta a cualquier cambio que pueda surgir, y en algún futuro poder llegar al arte de la improvisación.
El arte, con este enfoque, pide también el desarrollo de un tipo diferente de atención, atención a los detalles y al panorama completo, que posibilita la creación de un todo (obra de arte) satisfactorio para quien lo crea. Sin embargo, también puede enfrentarnos con la incertidumbre, la ansiedad, la confusión, o la frustración de nuestras expectativas, este factor inesperado lleva a nuestra conciencia a la necesidad de modificar estructuras mentales rígidas, cambiar nuestra percepción práctica por una visión más amplia del mundo y de lo real. En cambio, otras personas afirmarán que la sorpresa, es una de las grandes recompensas de la actividad artística. Otro beneficio sería que nos orilla necesariamente a buscar y crear espacios de libertad, en donde la creatividad y la expresión puedan manifestarse libremente. El compromiso fuera, en la vida diaria es cambiar las formas familiares y rutinarias de resolver los problemas, ser más personas más creativas, agudizar la mirada y la sensibilidad, entendiendo que para quienes se resisten al cambio, las artes y la imaginación se ven como causa de problemas, pero para las/os arteterapeutas las mejores herramientas.
Por: Mariana Salgado
Inspirado en el texto Historia de La Arteterapia, de Magdalena Durán