“Perderse también es camino”
– Clarice Lispector
¿Cómo te sientes?, ¿cómo ha sido este último año para ti?, ¿qué momentos has vivido los últimos meses? Estos meses han sido de mucha turbulencia para gran parte del mundo. Sería muy difícil para mí encontrar las palabras para buscar definir estos meses. Si tuviera que elegir, elegiría las palabas «Caos» o «Incertidumbre». Quizá en una búsqueda de encontrar sentido a lo que ha ocurrido es que redacto este texto.
En este año que ha transcurrido, me he sentido como en una historia de ficción. Tal vez esperando a que todo fuera una película, como un barco luchando contra las olas, como una hoja que el viento lleva de aquí para allá. Un sentimiento de vivir en un caos, y aún en ese caos, aún en ese pandemonium, creo que el ser humano puede encontrar un puerto en la tormenta, un oasis en el desierto, un refugio en la vida. Para mí, han sido mi familia, mis gatos, el arte y, en especial, el clown. No sé cómo hubiera encontrado un espacio de paz, de encuentro conmigo mismo, y sobre todo de esperanza, si el clown no hubiera aparecido en mi vida, y que ahora forma parte de esos pilares que me mantienen con un centro. Como una brújula que me guía en la niebla, y en esta autorreflexión.
Recuerdo varios de los lugares en la que que he tenido la fortuna de encontrar esa magia del arte: circos, teatros, cines, parques, patios, bosques; espacios de encuentro conmigo mismo, con otros seres humanos, seres vivos que van caminando, gateando, corriendo por este hermoso planeta, humanos que con empatía, escucha y sentir, expresan lo que son; dándose permiso de jugar, reír, llorar, bailar, crear… Y, por supuesto, eso también incluye a las personas maravillosas que me he topado en esos lugares. Seres con una gran luz y que, también muchos de ellos conviven con su oscuridad, que aceptan su sombra.
Quizá perderse también es parte del camino. Probablemente para algunos de nosotros es entonces cuando nos reencontramos y nos damos permiso de aceptarnos, de perdonarnos, de dar ese primer paso en este viaje llamado vida. Iniciando con una actividad nueva, como atreverse a iniciar ese proyecto, darse permiso de vivir sin temor a equivocarnos, de vernos al espejo mostrando nuestra vulnerabilidad, escribirnos una carta, bailar como si nadie me viera o meditar. Opino que tenemos esa libertad de irnos encontrando de diferentes maneras, y que para armar ese rompecabezas que somos cada uno puede elegir como comenzar.
Al pasar este tiempo y poder escuchar a amigos, compañeras en talleres virtuales, y leer comentarios y blogs de diferentes seres humanos me ha inspirado a escribir este texto. Pero, sobre todo, a ver el mundo con una nueva perspectiva. Ver a la hermosa humanidad que somos, imperfecta claro, pero con gran potencial. Y, como miembro de esta humanidad, recuerdo una frase de una hermosa canción de una rapera llamada May, que dice: «Muchas veces, las cosas más importantes son las que menos esperamos que nos pasen… y quizá si acepto y convivir con este caso, puedo encontrar esa paz o eso que busco, y no faltarán sus miedos, ese qué dirán, esa incertidumbre…»
Kenko, un poeta japonés escribió que una de las cosas más hermosas de la vida es la incertidumbre; que no todo es seguro, reconocer que las personas somos mortales, ya que quizá la vida perdería su poder de emocionarnos si todo fuera permanente, sino tuviéramos la sensación de saber que no todo dura para siempre. Recordando la frugalidad de las cosas, que quizá sólo somos un instante en la existencia; un momento en la eternidad, y eso está bien. Tal vez cuando reconocemos la sombra de lo fugaz, es que vemos las cosas como conmovedoras. Quizá, si me perdí en este caos, sea hora de abrazarlo. Quizá es parte de mí, o yo formo parte de este enredo llamado existir. Porque vivir, muy probablemente, sea atreverse a emprender caminos y perderse, sea esa confusión, ese navegar contra olas enormes en el océano de la realidad.
Sin embargo, en ese viaje la experiencia me ha enseñado que se hace más ligero si vamos acompañados de seres que amamos. Viajar en esta vorágine del mundo moderno, afortunadamente con el espíritu del clown que me acompaña y que me recuerda las sabias palabras de Jesús Jara: “En la calamidad, el Clown siempre encuentra una oportunidad”.
Este texto continuará… bueno, si la vida lo permite, sino pues ya no… ¡o quizá sí! Sin embargo, ya no en ésta existencia… o quizá tal vez, pero ya sólo mis palabras o mi recuerdo a las personas que pude compartirles algo. Si eres una de ellas, te envío un abrazo y te recuerdo confiar en la magia de los nuevos comienzos…
Por Jorge Manuel Martínez
2 Comments
Excelente reflexión.
Eres un ser lleno de luz jorge gracias por dar lo mejor de ti a los demás! Gracias por coincidir en este viaje llamado:vida