Varias veces, he trabajado con el clown y el bufón, algunas bajo la guía de Alain Vigneau y el «Clown Esencial» y otras con Néstor Muzo bajo la propuesta de «Clown Gestalt». En esta ocasión, quiero compartir mi experiencia en el módulo de polaridades, desarrollado en el Posgrado en Teatro Gestalt y facilitado por Néstor.
La mayor parte del tiempo, por las características de mi personalidad, las polaridades han estado presentes y marcadas en mi vida. No obstante, el trabajar con la racionalidad desde el bufón y con el mundo de posibilidades que maneja el clown al abrir su corazón y mostrarse vulnerable, me lleva a darme cuenta de que ese famoso «punto cero» es posible. En mi trabajo desde el bufón, logré conectar con la denuncia desde una parte más consciente, verbalizar lo que me ha sucedido y de cierta forma evidenciarlo aún más; no obstante, ser bufona se me da muy bien. La famosa «cosa», sucedió cuando llegó el momento de trabajar desde el corazón.
El trabajo con el clown, me lleva a darme cuenta de esa famosa frase de Rumi:
«Tu tarea no es buscar el amor, sino buscar y encontrar las barreras dentro de ti mismo que has construido contra él».
Y aquí viene «la cosa»… ¿Cuándo fue la última vez que hice algo con el asombro de la primera vez?, ¿Cuándo fue la última vez que me mostré auténtica y honesta abriendo mi corazón?, ¿Cuándo fue la última vez que estuve abierta, dispuesta y disponible? Mi experiencia en el clown, fue muy reveladora, me di cuenta de tantas barreras que pongo para jugar el famoso «juego de la vida». Hoy me doy cuenta de la importancia de regresar a ese punto cero, y recordar que todo llega por añadidura. En mi caso, comparto que justo el día que terminó el módulo del posgrado, pude aplicar inmediatamente el abrir mi corazón, y me sentí tan liberada, fue con un amigo con quien mostré mi vulnerabilidad; y literalmente reconocí (como muy pocas y contadas veces) de forma verbal, el desafío que significa para mí mostrarme vulnerable y abierta… El resultado fue expresar auténticamente mi sentir y eso… Me dio un alivio, y sin pensarlo mucho, ahí estaba… EL PUNTO CERO.
Entonces, mi bufona, que enfrenta a la vida a través de la queja, del reclamo, del sarcasmo, la ironía, entre tantas otras acciones, se puso vulnerable y conectó con el aquí y ahora. Es así como en un fin de semana pasé del bufón, al clown y… EL PUNTO CERO apareció por añadidura.
Por Mónica Rodríguez Cortés