¡¡Hola!! Soy oriunda de Tampico, Tamps. Y por razones del destino me vine a vivir a Puebla. No encontraba nada que me motivara, a pesar de ser pintora desde hace casi 20 años.
Incursioné en el mundo del arte por indicaciones médicas, pero enamoré tanto del arte que me convertí en pintora. La formación que tengo en este arte, iba más allá de la simple idea de pintar por hobby. Se alimentó en mí un interés por la conciencia, el aquí y el ahora. No encontraba un lugar o las personas que me mostraran más acerca de estos temas. Sentía que había algo más que solo pintar. Pues muchas veces al hacerlo, sentía emociones que no sabía cómo calmarlas e incluso no sabía identificarlas sólo se apoderaban de mí. Y eso también sucedía en mi día a día. Era como si todo el tiempo anduviera con los cables pelados.
Ante mi poca adaptación en la nueva ciudad me la vivía navegando por las redes sociales. Un buen día veo la publicidad “Conciencia y Artes Escénicas”, “Diplomado Arteterapia”. ¿Que será eso??
Tarde dos años en decidirme preguntar y concertar una cita, pero un buen día logré tomar la decisión. Con todo el nervio del mundo, lo hice y asistí. Me recibe una mujer con unas gafas muy originales, eran blanco con negro con un lente circular y el otro cuadrado. Desde ahí me di cuenta que no era una persona común y por lo tanto el CAE no era un sitio común. No se diga los maestros, las tutoras, mis compañeros de viaje, todos ellos seres extraordinarios. Era un alucine cada módulo, hacer comunidad, reír, llorar, crear, reconocerme en cada uno de ellos y volver a contactar conmigo misma.
Antes del CAE, Yo decía que no había hecho muchas cosas en la vida, porque el miedo no me dejaba. Eso era una falacia, pues me di cuenta que, aún con miedo, he hecho un buen de cosas. He sido como la niña de una anécdota que yo en lo particular cuento.
Esta pequeña tomaba clases de natación. Siempre lloraba. decía que se iba a ahogar. Su maestro poco ortodoxo, la tomaba de los brazos y la aventaba al agua. Ella gritaba y lloraba. Al mismo tiempo que iba nadando hacia la orilla.
Recobré la pasión por la vida y por el arte. Pero lo que más agradezco es el descubrimiento de mi pasión por ejercer el arte al servicio de la humanidad (Arteterapia).
Quiero hacerlo todos los días de mi vida, quiero seguir este camino de acompañamiento. Enseñar que el arte no es tan solo para unos privilegiados, que el arte es para todo ser humano. Que no es nada más para expresar o hacer cosas bellas. El arte te puede mostrar quién eres, darte conciencia, auto regeneración mental, emocional y, por qué no, espiritual.
Por July Martínez