¿Cuál fue la locura que tu alma tuvo que hacer para sobrevivir?
Claudio Naranjo
Cuando somos niños tenemos la necesidad imperiosa de encajar en el clan, en nuestra tribu y hacemos lo que sea con tal de pertenecer.
Si no somos sentidos, mirados, acompañados y profundamente comprendidos por nuestra figura maternante, haremos lo que intuimos se espera de nosotros para obtener la atención que necesitamos. Así, nos vamos alejandonos de nuestro Ser esencial, enviando a la sombra un montón de cualidades propias que son entendidas como «negativas», pero que nos disocian de nuestro Ser más profundo, del sentir de nuestra alma.
Poco a poco nos vamos formando una coraza, un personaje que nos protege y, a la vez, nos ayuda a sentirnos «parte de», aunque sólo sea una ilusión y a costa de perder nuestra esencia y nuestra sabiduría infinita y profunda.
Cuando somos niños no tenemos opción, necesitamos al adulto para vivir y, sabiamente, nuestra alma comete la locura de alejarnos del Ser para sobrevivir y pertenecer.
Pero de adultos, este personaje ya no nos encaja del todo, nos hace sufrir, no nos permite amar de verdad y nos mantiene desconectados de nuestro deseo, de nuestra pasión y de nuestros sueños más profundos y verdaderos.
El CAE nos propone iniciar un viaje interior, un viaje hacia las vivencias reales de la infancia, a hacer consciente todas las memorias corporales y emocionales, para empezar a comprender por qué nos cuesta tanto vincularnos y amar incondicionalmente a nuestros hijos, a nuestra pareja, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, pero por sobretodo, a nosotros mismos.
De la mano del Arteterapia accedemos a una indagación personal profunda y honesta y cada mediador, con su estilo, nos permite conectar con el niño que todos llevamos dentro para rescatarlo, darle luz y expresión.
¿Cuál fue la locura que tu alma tuvo que hacer para sobrevivir? La mía era intentar agradar a todos, a costa de mis deseos. Sentía tanto miedo a desplegar en la vida, que me obligué a quedarme encerrada en un frasco de cristal, hasta que pude comenzar a perdonarme, amarme y confiar en mí.
¿Cuál fue tu locura?
Por Karina Donantueno