Durante mi vida he tomado terapias varias, con diferentes terapeutas, de manera personal: soy yo la que hablo y sólo me escucha una persona. Es un trabajo directo a una problemática del momento, a una mirada interior y siempre hay un ambiente de intimidad. Es mi problema y sólo lo sabes tú. No sale al mundo.
El trabajo del clown es en grupo.
El grupo es la fuerza mas poderosa que me sostiene, me anima, me acepta, me conoce.
A veces cuando platico de las bondades del Clown, algunas personas me dicen: “pero, ¡cómo en grupo!”, “¡cómo vas a decir cosas o hacer el ridículo con público!”, “¿y todos saben de tu vida?”, “¿qué es eso de ser tonta? ¡Si tú no eres tonta!”… Todas las respuestas son un SÍ.
Les quiero contar un poco más, junto con las palabras sabias de Alain Vigneau…porque, ¿sabían que es un sabio? Que la vida nos lo regala y lo tenemos con nosotros 2 o 3 veces al año…
No es lo mismo que estar en un grupo social, de la vida cotidiana, entre amigas, en una fiesta, dando un curso, donde yo tengo que ser inteligente, contestar lo que se debe, aparentar que estoy bien, ser llamativa y alegre, caer bien, etc. etc. No, no es lo mismo.
En el trabajo del clown, el grupo tiene una actitud abierta y no enjuiciadora, no evalúa si lo que hago está bien o mal, no califica ni castra. El grupo es el eco del mundo, está bondadosamente disponible, desde el respeto y el acogimiento genuino.
La mirada es mi conexión con el público, es ahí donde me entrego como soy, y el grupo quiere mi verdad, quiere verme como soy realmente. Y va saliendo a través de los ejercicios, de las risas y de los llantos, del nerviosismo y la desfachatez. Cuando Alain dice “¡Alto! Mira a tu público, ese es el mundo, y ¡el mundo te acepta!”, llega un momento mágico; con mi nariz roja dejé mis caretas, salió la Pamelita chica, la Pamelita torpe, la Pamela vulnerable, la Pamela imperfecta. Todas esas que no quiero ver, que me hacen débil, y ahí cuando creo que me voy a caer, que ya no puedo…el grupo me abraza, me sostiene, me acepta, me quiere. En serio es de las mejores sensaciones que he tenido en mi vida, ese momento mágico.
Por eso regreso al Clown cuantas veces pueda, porque mi ego me traiciona y quiere todo el tiempo volver a las viejas maneras. Solo ahí me siento respetada en mi neurosis, arropada en mis tormentos y me siento confiada para arriesgarme. Encuentro libertad, fuerza y fluidez para ir mas allá.
El humor compasivo del Clown, el mío, el del grupo, hace que pueda ver y sentir mis dos lados, que los pueda empatar, ese de la vida cotidiana y ese profundo que ahí está. Donde recobro mi dignidad, donde acepto y hago las paces, donde arropo mi historia, mis imperfecciones, ya que son parte del único patrimonio que tengo en esta vida.
¡Hasta la próxima!
Por Pamela Walls
1 Comment
Que bien lo cuentas Pamela. Te leo y me transportas, me llevas a ese lugar que ensoñamos no hace tantos días. Que belleza ser como somos y que alegría celebrarnos dirigidas por el gran director de orquesta, Alain Vigneau.
Pura vida, pura poesía, el puro arte del Clown Esencial.